Roubo em Puerto Montt

Choro. Choro ter perdido a confiança na gente. A confiança que não vão levar coisas que não lhes pertencem, por acessíveis que estejam. Levaram a mochila que estava na minha bicicleta, estacionada num centro comercial.
A mochila com a tenda, o boné, o caderno de apontamentos, os chinelos, um carregador de telemóvel,o carregador solar, lâmpada frontal e da tenda,corda e molas da roupa. A mochila que já viajou à volta do mundo, que já esteve em dezenas de países. A mochila que transportava desde há 8 anos uma escova de dentes que me tinham oferecido na Sibéria e que contava voltar lá com ela. Choro. Choro por ter acreditado que mais uma vez, como nos passados 7 meses, nada aconteceria aos nossos pertences. Fizemos a declaração de roubo, compramos uma nova tenda, o mesmo chapéu que roubaram e os chinelos mais baratos que encontramos. Em vez de estar na mítica ‘carretera austral’ estamos num hostel e amanhã temos de voltar à polícia para receber a cópia do auto. A vida continua, mas a confiança, essa, ficou abalada por uns tempos.

Are we electricity dependent?

Our electrical items using electricity. Missing form the picture our electric toothbrush and Eva’s phone.

In South America the camp sites have electricity included in the price and plugs are available everywhere. So we use it. While in Europe we would use our solar panel to charge the phone or leave the phone for a while in the toilets’ only plug, here we are all the time connected to the grid and use also electricity to boil water for the tea. Different places, different ways to survive. We can live 3 days on the battery of the phones – we use most with OsmAnd for the maps – and live with fuel for cooking. Not yet electricity dependent but getting close. And we carry an electrical toothbrush!

Los conductores argentinos me dan asco

Los conductores argentinos me dan asco. Todos los conductores: de coche, de autobús, de camiones. Y tú también, si eres conductor argentino. Ustedes no saben lo que es un freno, ni la distancia lateral de seguridad, ni los intermitentes, ni los límites de velocidad. En la ciudad ustedes no dan prioridad a los peatones cuando giran. En la ruta pasan demasiado deprisa y demasiado cerca de los ciclistas. Usan la bocina todo el rato para decir “hola”, lo que es prohibido, distrae de un posible caso de peligro y además me hace daño a mis oídos. La distancia lateral de seguridad a respetar es 1,5 metros. Los gilipollas de los conductores argentinos pasan casi siempre muy cerca, y muchas veces adelantan las bicicletas entre ellas y lo coche que viene en sentido opuesto. Hacen los ciclistas salir para la banquina para salvar su vida. Yo lo llamo tentativa de homicidio. Los conductores argentinos me dan asco. Quiero poder ser turista y tener tranquilidad en Argentina. Tener la misma simpatía de los argentinos mientras estoy en la ruta como cuando me invitan a dormir en su casa. Pero para eso es preciso que los conductores argentinos aprendan cómo vivir en sociedad. Y respectar a los más vulnerables en cada situación.