Los conductores argentinos me dan asco

Los conductores argentinos me dan asco. Todos los conductores: de coche, de autobús, de camiones. Y tú también, si eres conductor argentino. Ustedes no saben lo que es un freno, ni la distancia lateral de seguridad, ni los intermitentes, ni los límites de velocidad. En la ciudad ustedes no dan prioridad a los peatones cuando giran. En la ruta pasan demasiado deprisa y demasiado cerca de los ciclistas. Usan la bocina todo el rato para decir “hola”, lo que es prohibido, distrae de un posible caso de peligro y además me hace daño a mis oídos. La distancia lateral de seguridad a respetar es 1,5 metros. Los gilipollas de los conductores argentinos pasan casi siempre muy cerca, y muchas veces adelantan las bicicletas entre ellas y lo coche que viene en sentido opuesto. Hacen los ciclistas salir para la banquina para salvar su vida. Yo lo llamo tentativa de homicidio. Los conductores argentinos me dan asco. Quiero poder ser turista y tener tranquilidad en Argentina. Tener la misma simpatía de los argentinos mientras estoy en la ruta como cuando me invitan a dormir en su casa. Pero para eso es preciso que los conductores argentinos aprendan cómo vivir en sociedad. Y respectar a los más vulnerables en cada situación.

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